domingo, 30 de agosto de 2009

Fundido en negro

Él le dice que no es guapo, que cómo puede ella haberse fijado en él...
Ella se ríe y le dice que no es verdad que él no sea guapo, que claro que lo es, y que, además, a ella le da igual su físico, que lo que de verdad le vuelve loca es su voz.

Ella siempre espera que todo se funda en negro, que llegue el momento de apagar las luces o de cerrar los ojos, para que él la acaricie con cada palabra, diciéndole esas cosas pequeñas y sencillas que le hacen humano y le muestran vulnerable, haciéndole temblar un poco, para que ella le recoja con un abrazo seguro y a la vez se llene del miedo que siempre dan los principios.

Entonces la belleza de ella y la voz de él componen la mágica fragilidad del inicio de una historia, grande o pequeña, cómo van ellos a saberlo, pero una de las múltiples historias que conforman esto que llamamos vida.

Y es así como ellos viven la vida estos días: uno toca el aire con su voz y la otra lo golpea con su rostro, y lo que entre ellos nace no tiene aún un nombre, pero crea sensaciones pequeñas y satisfactorias. Y así nacen la ilusión, las ganas. También es cierto que el miedo acecha y el vértigo hace de las suyas, agujereando estómagos y perforando las manos que se juntan, pero creando una sensación de euforia como sólo el vértigo puede.

Parece que han aprendido la lección: cuando el vértigo llega, ellos funden en negro, ella le escucha y él le acaricia la cara, imaginando ambos que va a salir bien.

Fundido en negro todo es más fácil de creer. Fundido en negro, creen.

3 comentarios:

la elfa dijo...

Precioso Nay.
Yo te animo a que te dejes de pasapalabra y te apuntes a un concurso de relato corto, o lo que sea. Ahi no hay tricornio que pueda contigo.
<3

Anónimo dijo...

No puedo oirte, pero no puedo parar de leerte...besos.
N.

la lefa dijo...
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